Hace unas semanas nos reunimos
las tres generaciones (abuela, madre e hija) para preparar los primeros
pestiños. En aquella ocasión no tome
fotografía del resultado de reunirnos en la cocina para preparar este dulce
navideño típico en casa. Así que este fin de semana, nos volvimos a reunir para
hacer la segunda tanda. Esta es la que es para nosotros, la primera la solemos
repartir entre llevar al trabajo, la familia….
Es una receta que ha transcurrido
de generación en generación. Cada maestrillo tiene su librillo y hay infinidad
de recetas de pestiños: con naranja, con canela, con bolitas de anís, sin anís,
más grandes, más pequeños… Yo voy a compartir con vosotros la que seguimos en la
familia. Eso sí, a ver si tenéis algún truco para que la miel quede en los
pestiños y no se vaya al fondo, porque cada año modificamos la técnica de melar
los pestiños, pero el resultado al fin y al cabo suele ser que la miel se va al
fondo del recipiente donde los guardemos.
Os dejo con la receta, eso sí,
receta tradicional nada de herramientas para el amasado jejejej, las manitas,
que es con lo que al fin y al cabo siempre se ha trabajado:
Ingredientes:
*No os puedo dar cantidades exactas de algunos ingredientes porque es
lo que adamita la masa.
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Aproximadamente 1 y ½ kg de harina*.
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½ L de aceite de oliva.
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La cáscara de una naranja.
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¼ l de vino blanco seco.
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Sésamo o ajonjolí.
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Infusión de: clavo, laurel, anís o matalahúva y
una pizca de sal.
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Aceite para freír.
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1kg de miel rebajada con unas gotitas de agua*
Elaboración:
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Infusionar los clavos (4-6), laurel (3-5 hojas),
anís (como una cucharada) y una pizca de sal en un cazo con agua. No os puedo
indicar la cantidad.
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Poner a calentar el ½ l de aceite y cuando se
caliente echar la cáscara de naranja hasta que se empiece a poner negra, que
será el momento de retirar. Con este aceite escaldaremos la harina.
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Escaldar la harina que estará mezclada con el
ajonjolí (cuidado que el aceite está muy caliente y podemos quemarnos) y con
ayuda de una espumadera mezclamos.
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Vamos añadiendo el agua, a ojo, viendo la que
más o menos creemos que necesita (viene a ser algo menos de un vaso).
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Mezclamos e incorporamos el vino. Seguimos
mezclando con la espumadera hasta que más o menos tenemos una masa homogénea y
es el turno de “sobar la masa”. Con las manos la trabajamos hasta que veamos
que se despega bien del recipiente donde estemos trabajando y de las manos.
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Una vez tengamos la masa, ponemos a calentar
abundante aceite y para quitar un poco de saber del aceite volvemos a echar
cuando esté caliente y hasta que se vaya poniendo negra otra cáscara de
naranja.
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Vamos cogiendo porciones de la masa más o menos
que nos quepan en la palma de la mano cuando la cerramos y con ayuda de un
rallador la extendemos un poco a lo largo y doblamos en diagonal, procurando
que la parte central quede más fina que los extremos. El usar el rallador es
para que haga un dibujo sobre la masa. También
se puede utilizar algún bol que tenga relieve, etc…
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Vamos friendo los pestiños y escurriendo. Para
escurrir bastará con en un bol colocar un plato hondo boca abajo e ir
dejándolos ahí para que escurran.
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Para melar, preparamos la miel echándola en un
cazo con unas gotas de agua y calentamos sin que llegue a hervir.
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Vamos echando los pestiños y colocando en el
recipiente donde los vayamos a reservar.
Perdonad la calidad de la foto,
está hecha con el móvil. Espero que disfrutéis de la receta y comentéis qué
ingredientes usáis vosotros, como lo hacéis, si es tradición en vuestras
familias, si tenéis truquitos para miel (esto me interesa mucho porque es el
dilema e inconveniente de nuestros pestiños, que no conseguimos que la miel se
quede pegada, se baja)…
¡La próxima entrada será a lo
largo de esta semana, os gustará!
ummmmmmmm,que rico....
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