Madroños

¡Hola Amig@s! Algunos tendréis vacaciones y otros no. Pero espero que lo estéis pasando lo mejor posible. Para aquellos que no tengáis vacaciones pensad que el jueves está aquí mismo ya. Sólo quedan un par de días. Yo soy de esos afortunados que sí las tienen y por eso he tenido tiempo de meterme en la cocina. Además estreno  nuevo juguete:¡¡¡¡LA KITCHENAID!!!!

¡¡Sííí por fin, está conmigo en casa!! Y es que os cuento, el pasado viernes fue mi cumpleaños. Y uno de los regalazos fue este. Por otra parte, las compis del curro me regalaron un “Kit de cocina”, compuesto por un delantal y gorro personalizados (con el nombre del blog bordado y una decoración con telas en forma de tomates elaborado a mano), una manopla para horno y una libreta para apuntar recetas. Otro de los regalos relacionados con la cocina, fue también recetario, hecho a mano. Todos los regalitos os los enseñaré en breve, porque merecen la pena. (¡Muchas gracias chicas!). También he podido preparar varias tartas, la que llevé al curro para compartir, la de la familia y alguna que otra cosita que os traigo hoy…Así que esta semanita os cansareis de mi jejejej.

La receta de hoy, como ya os decía, también la realicé para la celebración con la familia de mi cumpleaños, y es que de manera casual, cuando organicé el concurso “De generación y generación” otra bloguera lo inició también con la misma temática. Así que como yo no puedo participar en el mío, aprovecho y participo en el de ella. Ella es Sonia, del blog “Encontrar la felicidad en los pequeños detalles”, y cuyo blog y bases del concurso podéis ver AQUÍ.

Esta receta os de mi abuela. Como ya muchos sabréis al haber leído en la entrada del blog, ella era la pastelera de su pueblo, junto a su padre. Cuando su padre falleció fue la que sacó adelante el negocio. Elaboraba unos pasteles, tortas, merengues, piñonate, pestiños, flores, caracoles (si si, es un dulce que dentro de poco realizaré y compartiré con vosotros)…riquísimos. Ella no quería que esas recetas desaparecieran, y ha ido apuntándolas todas en un libro que me ha cedido momentáneamente, porque todavía tiene que seguir elaborándolo.

Este dulce que os presento tiene un nombre peculiar: Madroños. Y es que emulan al susodicho fruto. Su elaboración, antiguamente, se hacía con anilina vegetal, que era un colorante rojo. Yo lo realicé con colorantes alimenticios líquidos y me quedé corta, porque no cogieron mucho color rojizo(hubiera preferido hacerlo con colorante el gel, pero no tengo).

Así que no me enrollo más y os lo cuento.

Ingredientes de los madroños:

·         Un kilo de batatas cocidas y ralladas.

·         ¼ de coco rallado.

·         ¼ de azúcar en almíbar a punto de hilo.

·         125 ml de agua.

·         Aguardiente seco*.

·         Colorante rojo.

·         Azúcar normal.

·         Palillos.

*El aguardiente seco se puede sustituir por anís seco.

Elaboración de los madroños:

1.       Lo primero de todo es cocer las batatas (también se pueden hacer con patatas, aunque yo prefiero las batatas).

2.       Una vez cocidas, se rallan o se aplastan bien con un tenedor hasta conseguir una masa pastosa. Reservamos.

3.       El siguiente paso es hacer el almíbar. Pondremos en un cazo los 250 gr de azúcar y los 125 ml de agua. Llevaremos a ebullición durante uno 10 – 15 minutos. Tendremos que obtener un punto de hilo no muy fuerte, pero que nos ayude a “endurecer” la masa de batatas.

4.       Una vez tenemos el almíbar, se lo añadimos a las batatas, junto con el coco rallado.

5.       Con una cucharada de madera integramos todos los ingredientes hasta que nos quede una masa homogénea y consistente.

6.       En una taza vertemos un poco de aguardiente que teñiremos con el colorante rojo. Éste lo utilizaremos para bañar cada madroño antes de pasarlos por azúcar. No debemos dejar que se empape demasiado de aguardiente.

7.       Se irán haciendo bolitas, que formarán nuestros madroños, que iremos pasando por el aguardiente teñido y por azúcar, en este orden.

8.       Colocaremos en un plato/bandeja, y les pincharemos un palillo.

Y ya lo tenemos. Está delicioso. No os digo más y os muestro las fotos. ¡A disfrutarlos!